Instalación dinámica, cromática, abstracta y geométrica en que todo está fragmentado, pero a la vez todo está unido. Cada parte está interrelacionada y parece ser indispensable. Dentro de este conjunto compositivo brotan subconjuntos y detalles que van develándose a medida que se avanza en la observación. En esta obra conviven elementos de diversos universos materiales, naturales y artificiales, desde una hoja de paulownia a un hula-hula de cloruro de polivinilo.

Este sistema es sostenido por una trama que permite la conexión total por vía de compensaciones, retroalimentaciones, flujos y equilibrios visuales, como es el caso del color y la forma. Figuras geométricas se autorregulan y tensionan entre sí, acompañadas del aspecto lineal. La línea de un gesto gráfico, la línea de una especie vegetal, la línea que nace de un hilo y la línea que deviene de una estructura tubular.

Todo emana de una matriz común, por lo que unidades por distantes y específicas que parezcan comparten un mismo origen. Similares relaciones de correspondencias se suscitan por medio de materiales, dibujos, pinturas, estructuras y objetos, de distintos formatos y escalas, que se expanden en este espacio que está constantemente calibrando su balance.