Nací junto a la flor del ciruelo,
dormí siestas bajo el naranjo,
crecí entre huertas y hortalizas,
vestí al espantapájaros para que cuidase del cerezo,
jugué con tierra y caminé entre hojas,
también habían nísperos, granados, membrillos, paltos y caquis.
No habían fábricas cerca.
Hoy miro la inmensidad de la buganvilla,
el espacio vacío que dejó la higuera,
y es cuando comprendo que todo sigue estando aquí.